Evaluación docente: La educación parte por casa

Puede parecer chiste, pero la reconstrucción de Chile fue un “stop” para la contingencia de rutina en nuestro país, sobre todo con situaciones tan lamentables como los parámetros utilizados en la encuesta docente, en donde los profesores (no sabemos quienes exactamente) se niegan a ser evaluados por este instrumento de medición educativa, siendo que solidariamente ellos prefieren se ocupen dichos gastos en la tan repetida reconstrucción de Chile.
Es cosa de leer brevemente el artículo Nº 7 del reglamento de evaluación docente en donde señala que por razones de fuerza mayor se puede postergar dicho proceso, además de situaciones especiales como traslado de docentes, tema que por ahora no va al caso.
Sacando calculadora esto significa mas de 30 mil millones de pesos en gastos entre el Ministerio de Educación en conjunto con los municipios, situación que fácilmente abre el apetito a la zona mas devastado por la catástrofe de febrero pasado, en donde arrasó con colegios y escuelas sin discriminar si eran municipales o particulares.
Otro pastelito que no se quiere comer el gremio es la prueba SIMCE. O sea, ¿Qué mejor idea se les va a ocurrir a los alumnos viendo a sus queridos profesores con ganas de hacer nada ni dejar hacerse nada? No me extrañaría que un grupo de alumnos no quiera tener pruebas en todo el año usando como pretexto el terremoto. Parece exageración, pero hay que darse cuenta que los niños imitan muchas veces lo que hacen sus mayores pensando que es bueno.
¿Qué dice don Joaquín Lavín al respecto? El actual gobierno está impulsando un fuerte afán por querer salir de esta desgracia, pero si les da la pasada a los profesores, sería uno de sus grandes errores imperdonables, de esos que probablemente pasen por debajo de la mesa, pero que el ojo critico de los sostenedores y de los mismos apoderados de cientos de miles de niños y jóvenes no perdonará al gremio ni menos al poder central de tan apresurada e innecesaria decisión.
Ahora, este lunes comienzan las clases para aproximadamente medio millón de estudiantes entre básica y media, situación que esperemos se vaya solventando con el pasar de los meses, sobre todo en la séptima y octava región.
A solventar la calidad y eficiencia en el ámbito educativo, pero no a solventar “el sacarle el potito a la jeringa” como se ha visto siempre por los docentes al querer ser evaluados. Insisto, la educación parte por casa, y como dicen por ahí también, “el que nada hace, nada teme” ¿O no profesor?